VI La Alegre Vanidad de los Trapos
Desde mi llegada a París estaba por escribirles, pero los días que no pierden nunca su costumbre de correr como locos, me han traído hasta aquí con la manos ociosas; ni literatura, ni cartas, nada!
Espero que hayan recibido mi libro, son ustedes (que lo tuvieron en sus brazos recién nacido) de los pocos amigos a quienes lo he enviado. Hasta ahora no puedo quejarme del éxito obtenido. No dejen de tenerme al corriente de cuanto comentario favorable ó desfavorable despierte en Caracas. En el fondo es el único público que verdaderamente me interesa. Lo demás es vanidad, y si en París me he apagado un tanto a la alegre vanidad delos trapos, cada día, en cambio me desapego más de la vanidad literaria. La encuentro lúgubre, incomodad y llena de responsabilidades. “Taches d´entre belle, et tais-toi” que decía no sé quien, es actualmente mi regla de conducta. Desgraciadamente es difícil ser bella; pero me desquito con la segunda; callándome. Es por eso quizá que nada escribo.
¿Cómo están los niños? Y los otros niños ?, es decir los negocios y proyectos de Carias?. No saben que sinceramente les deseo toda alegría y toda prosperidad.
Espero con impaciencia sus cartas. Escríbame aquí, a París, al Vernet, o a la Legación que ya me enviarán la correspondencia donde me encuentre.
Reciban los afectuosos recuerdos de esta amiga muy sincera.
Teresa
París, julio 14, 1925.
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