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miércoles, 24 de diciembre de 2014

TERESA DE LA PARRA



En mayo de 1988, la Unesco presentó en Roma un libro de Velia Bosch sobre la escritora venezolana Teresa de la Parra. Obra en la que ella visualiza críticamente “Las Memorias de Mamá Blanca”, égloga del valle de Caracas, donde transcurre la niñez de la autora.
Pero la obra de mayor trascendencia de Teresa de la Parra es “Ifigenia”, que en un principio se llamó “Diario de una señorita que se fastidiaba”, premiada en París en un concurso de novelistas hispanoamericanos en 1924.

La vida de tan distinguida venezolana transcurrió entre su tierra natal, España y Francia. En este último país falleció el 23 de abril de 1936 a causa de una lesión pulmonar.

Velia Bosch, quien dictó interesantes conferencias en Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana sobre la vida, obra y trascendencia de Teresa de la Parra, la considera como una de nuestras pocas escritoras clásicas. Una serie de homenajes se le tributaron posteriormente en París y aquí en Venezuela otro con motivo del centenario de su nacimiento el 5 de octubre de 1989.

Para entonces se cumplió el traslado al Panteón Nacional de los restos de Teresa de la Parra que se hallaban desde 1947 en el Cementerio General del Sur, cuando fueron trasladados desde la capital francesa por la Junta Revolucionaria de Gobierno.

El Senado de la República así lo había dispuesto el año anterior.Luego vino el decreto ejecutivo del presidente Jaime Lusinchi atendiendo a una solicitud de todos los intelectuales de Venezuela, especialmente de Caracas y Ciudad Bolívar, donde Teresa de la Parra ganó su primer concurso de cuentos. Fue en unos Juegos Florales escenificados en el Teatro Bolívar.Teresa de la Parra concursó con el cuento “Mamá X”, que posteriormente formó parte de su novela “Ifigenia”, premiada en París.

Ifigenia, escrita en forma de diario personal, ha sido valorada como la novela venezolana que marca la madurez del género en las letras del país. Fue escrita y publicada en 1924 al terminar la Primera Guerra Mundial, bajo el seudónimo de Teresa de la Parra. Refleja la inconformidad de una joven que no tiene voz propia ni posibilidad de elegir su destino en un mundo que, según su definición, es “un banquete de hombres solos”. El texto abre el camino hacia una nueva valorización de la mujer. En clave literaria, es manifestación de lo que la misma autora define como un feminismo moderado, en el que la mujer debe conquistar su puesto en el mundo no a través de una "revolución", sino de una "evolución" que le permita crecer como ser humano. Tal pensamiento refleja, definitivamente, su propio desempeño vital, y se adelanta como práctica de vida a circunstancias que no serán cotidianas en el mundo sino un siglo más tarde. La novela, además de un difícil e interesante tema para la época, muestra muchas de las costumbres venezolanas, especialmente, las de la vida de Caracas. Su personaje de la obra, María Eugenia Alonso, escribe en su diario: “El pensar y tener iniciativa no está bien visto en una señorita decente”, y ella ve cómo ser una mujer inteligente es prácticamente un pecado, cuando toda la sociedad pesa en su contra y le pide que se calle, que se case, que se someta.

La segunda novela de Teresa de la Parra Las Memorias de Mamá Blanca, publicada en 1929, es considerada un clásico de la literatura hispanoamericana. Fue escrita en Suiza y en ella aborda el tema de la memoria, de la saga familiar, ilustra el ambiente de su niñez, mostrando personajes y costumbres de la época.

Fuente: Correo del Caroní http://www.correodelcaroni.com/index.php/opinion/item/19307-teresa-de-la-parra

martes, 23 de diciembre de 2014

Estudio Preliminar de la novela "Ifigenia, diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba" De Teresa de la Parra



Contenido:

1. Introducción
2. El título de la novela y la mitología griega
3. Características autobiográficas de la novela
4. El fastidio de Ifigenia
5. Las ideas feministas en la obra
6. El estilo del lenguaje en la novela
7. El camino hacia el sacrificio
8. Conclusión
9. Bibliografía

Introducción

Teresa de la Parra (1889-1936), escritora venezolana nació en París como Ana Teresa Parra Sanoja. Sus padres, ambos de origen venezolano, se encontraban ocasionalmente en París a la hora de su nacimiento. Quizás esto fue lo que motivó a la autora a escribir en su biografía que nació en Venezuela. Su familia formaba parte de la aristocracia venezolana y al sector de los terratenientes. Al regresar de París muy pequeña, pasa una parte de su infancia en la hacienda de sus padres situada en la cercanías de Caracas. En 1906, al morir su padre, su familia materna se dirige a España, donde cursa estudios en el colegio Sacré Coeur de Valencia y se consagra a la escritura de Guy Maupassant, Catulle Méndes y Valle-Inclán, quienes van a ejercer una gran influencia en su formación literaria. En 1915, después de culminar sus estudios, se dirige a París donde permanece algún tiempo antes de regresar a Venezuela. Las vivencias obtenidas durante ese corto tiempo en su país fueron decisivas en la estructuración argumental de su narrativa.

En su obra no se encuentran elementos precisos que permitan juzgar su posición referente a la situación política de Venezuela. Su obra se caracteriza por la combinación de una prosa muy culta y el uso del idioma criollo, es decir venezolanismos, los cuales suelen describir además las costumbres de su pueblo como por ejemplo cuando cita algunos dichos típicos. El trabajo literario de Teresa de la Parra se encuentra reducido a dos Novelas que le dieron el renombre: Ifigenia (1924) y Las memorias de Mamá Blanca (1929). Sin embargo, escribió también algunos cuentos como: Historia de la señorita Grano de Polvo Bailarina del sol, El genio del Pesacarta y el Ermitaño del reloj. Pero además sus correspondencias, entre ellas su Espitolario Intimo (1953) y sus Tres Conferencias Inéditas (1961) son reconocidas como obras literarias de gran valor. En sus cartas por ejemplo, se puede conocer más de la autora que en cualquier biografía o estudio realizado a su nombre. Por esta razón el trabajo presentado a continuación sobre la novela Ifigenia está basado en gran parte en el estudio de esta correspondencia como medio de apoyo en el análisis de la obra.

En Ifigenia se plantea el drama de la mujer frente a una sociedad como aquella a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la cual no le permitía expresar sus ideas ni elegir su propio destino. El tema central de la obra es "el conflicto continuo que existía entre la nueva mentalidad de las mujeres jóvenes despiertas al modernismo por los viajes y la literatura, y la vida real que llevaban, encadenadas por perjuicios y costumbres de otra época".

A causa de este contexto, se originó gran convoción por esta obra. Las mujeres latino américanas se reflejaron en la heroína de la novela y algunos críticos más religiosos la catalogaban como un peligro de revolución femenina .

Por otra parte, la crítica que encierra contra los hombres fué también un tema de discusión. Ellos fueron los críticos más fuertes y no ha de sorprendernos, ya que en su obra los describe entre otras cosas como ignorantes. Según la autora se ignoran completamente a sí mismos y por esta razón es que "calumnian de buena fe" por padecer del sentido de tacto. Son estos perjuicios los que seguramente propusieron la mala aceptación de la novela en Venezuela y en otros países de América del Sur.

Uno de los principales aportes de Teresa de la Parra a la literatura venezolana, radica en la introducción del humor y la ironía en su obra, aún cuando estos elementos literarios hayan durado mucho tiempo en ser comprendidos. Según la autora, una de las cosas que ella notó en Venezuela en contra de su novela fue la incompresión de la ironía debido a un exagerado sentimiento de patriotismo. En Caracas los críticos no entendieron su descripción sobre la capital de esa época, como cuando ella describe por ejemplo a Caracas con sus "casas chatas" y la compara con una Andalucía melancólica.

No obstante, a pesar de todos estos prejuicios, su obra obtuvo un gran éxito en los lugares donde la autora menos se lo esperaba. En Francia recibió un premio de la Casa Editorial Franco-Ibero-Americana, la cual publicó su novela con su Editorial y en donde se utilizó por primera vez su seudónimo. Teresa de la Parra se convirtió así, en una de las primeras mujeres suramericanas en recibir un premio literario en Europa. Su obra fue leída por los de habla hispana en Europa y luego fue traducida al francés. Ifigenia fué celebrada hasta por Miguel de Unamuno y con ella la autora se destacó en el género de la narrativa femenina entre otras escritoras como lo son: Maria Luisa Bombal, Magdalena Mondragón, Victoria Ocampo, etc.

Teresa de la Parra muere en Madrid el 23 de abril de 1936, después de haber transcurrido un largo tiempo en un sanatorio para enfermos de tuberculosis en Suiza. Sus restos fueron trasladados en 1947 a Caracas y permanecieron en el cementerio General del Sur hasta el 07 de noviembre de 1989, luego fue sepultada en el Panteón Nacional junto a Simón Bolívar y otros personajes importantes de la historia venezolana.

1. El título de la novela y la mitología griega:

El nombre de la novela fue sacado de la mitología griega. El crítico francés Francis de Miomandre fue quien le propuso a la autora de llamarle así y le aconsejó además la declamatoria parte final. A él le parecía que el nombre que llevaba originalmente ( Diario de una señorita que se fastidia) era muy modesto y no encerraba los elementos más importantes de la obra.

"Ifigenia" es en la mitología griega la hija mayor de Agamenón y de Clitemnestra. Cuenta la leyenda que cuando las fuerzas griegas se preparaban para zarpar de Áulide a Troya, un fuerte viento del norte retuvo a los mil navíos griegos en el puerto. Un adivino reveló que Ártemis, diosa de la caza, estaba furiosa y la única manera de apaciguarla y obtener vientos favorables para zarpar era sacrificar a Ifigenia.

El personaje de Ifigenia en la novela viene a representar al igual como en la tragedia, la bella doncella entregada al sacrificio. Así mismo se describe Maria Eugenia, la protagonista, al sacrificarse en matrimonio con su prometido: "Como en la tragedia antigua soy Ifigenia; navegando estamos en plenos vientos adversos, y para salvar este barco del mundo [...] es necesario que entregue en holocausto mi dócil cuerpo..."(p. 309).

Pero en la novela el sacrificio no se hace para apaciguar a la diosa Ártemis, sino aquel que deberá "apaguar las iras de ese dios de todos los hombres" , el dios que Teresa de la Parra describe como: "un dios milenario de siete cabezas que llaman sociedad, familia, honor, religión, moral, deber, convenciones, principios" (p. 310).

Según Elisabeth Frenzel (Stoffe der Weltliteratur, 1998) en La Ilíada, la cual ha inspirado mucho material literario, se ha representado sólo la figura de Iphigenia como hija de Agamenón y de Clitemnestra, no se ha tomado el acontecimiento de su sacrificio, lo que se antepone al tiempo de Homero, como lo encontramos en la Epopeya de Eurípides.

No obstante, la Ifigenia de Teresa de la Parra se acerca más al drama de la Ifigenia en Áulide que a la de Homero, acercándose a la vez más a la característica de la tragedia, pero como la autora no quería que su diario fuése una tragedia, sino una obra moderna, ha de haber cambiado a su modo la epopeya de manera tal que esta se reflejara en la situacíon actual de su época.

Con lo que respecta al subtítulo de la novela : "Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba", editado así en 1924 por la Editorial Franco-Ibero-Americana en París, existe también una explicación muy convincente tomada de la carta de Teresa de la Parra dirigida a Miguel de Unamuno para responderle una carta anterior en la que quería saber la razón por la cual había escogido la palabra "fastidio" en lugar de haber utilizado la palabra "hostío", que según su criterio, sonaba más castellano y más enérgico. Es entonces cuando ella le confiesa que la novela tenía un nombre "primitivo", el de Ifigenia, y como subtítulo tenía originalmente el nombre de: "diario de una señorita que se aburre". Pero a consecuencia de algunos fragmentos, publicados antes del libro y encabezados sólo con el subtítulo, se produjo un error y entonces publicaron "se fastidia" en lugar de "se aburre". Aún cuando la autora estaba conciente de que la palabra "fastidio" no encerraba la descripción precisa del "hastío" al que ella se refería en la obra, no lo corrigió. Lo dejó así porque le pareció que esta palabra (fastidio) se encontraba mejor dentro del léxico venezolano: "La acepté pues como un venezolanismo, y corregí el libro de acuerdo con el nuevo título. No creía entonces que mi novela fuese más allá de Venezuela" (p. 563).

2. Características autobiográficas de la novela:

Según Francis de Miomandre, quien conoció muy bien a la escritora, afirma en el prólogo de esta edición: "Diez páginas de la novela dicen más acerca de ella misma que un largo estudio crítico" (p. 4). De esta manera corrobora la idea de que la novela es un diario abierto en el que la autora revela sus expectativas. Es esta precisamente la sensación que se tiene cuando se lee la novela si yá se ha leído anteriormente algo sobre su biografía. El efecto que esto suele producir sobre el lector al dejarse llevar por la lectura, es la confunción de la narradora como protagonista o como autora. Así mismo lo asegura también Arturo Uslar Pietri cuando al referirse a la escritora dice: "Empieza a escribir confesándose. [...]. Se fastidia y murmura. Teje su propia vida, los rostros que la rodean y la circunstancia en un fino tapiz de maledicencia. Este ha sido siempre un gran arte de la criolla".

Sin embargo, y como lo anúncia yá el título de la novela, la característica más relevante es la narración formulada a manera de diario . La novela comienza con una carta muy extensa dirigida a Cristina, una amiga de Maria Eugenia y luego sigue la secuencia del diario hasta el final de la obra.

Al comienzo de la carta Maria Eugenia escribe que tiene afición por la novelas, explica además que la intención que tiene al escribir es la de contar su historia en forma de una novela: "es esta la tesis que voy a desarrollar ante tus ojos, relatándote minuciosamente y como en las auténticas novelas todo cuanto me ha ocurrido..."(p. 10).

Teresa de la Parra perdió a su padre cuando tenía 11 años, a causa de este incidente su familia se muda a Europa. En la novela la historia se cambia un poco: Maria Eugenia se va a Europa después de la muerte repentina de su madre, además encontramos otras características autobiográficas, como cuando dice que estaba muy pequeña y que se acuerda sólo remotamente del viaje: "... contemplando el espectáculo, pensaba en aquella mañana que recordaba apenas vagante, cuando pequeñita, [...], había tomado junto a papá el vapor que nos condujo a Europa" (p. 21). Luego muere el padre repentinamente y hace el viaje de vuelta a Venezuela pasando por París, así como la autora lo hizo después de haber terminado los estudios. También en la novela Maria Eugenia estudió en un colegio de monjas y el viaje de regreso a Venezuela se hace después de haber finalizado sus estudios. Aún cuando el regreso de Maria Eugenia se deba a que su tutela queda en manos de sus parientes en Caracas, la sucesión de los hechos van transcurriendo casi de la misma manera como sucedieron en la vida de la autora.

Para seguir enumerando, la protagonista pertenecía también a una familia aristocrática: "...Tu abuela paterna, Julia Alonso,[...], Rosita Aristeigueta parienta nada menos que de Bolívar y del Marquez del Toro...Las Urdaneta...Las Soublette...Las Mendozas..."(p. 54). En la realidad muchas de estas familias, formadas por criollos descendientes de conquistadores participaron en la independencia del país y en la formación de la aristocracia de Caracas al igual que los padres de Teresa de la Parra. En su biografía agrega además la autora: " Tanto mi madre como mi abuela pertenecían por su mentalidad y sus costumbres a los restos de la vieja sociedad colonial de Caracas" ( P.599). Es ésta característica la que más sobresalta en la temática de la novela, sólo que quienes la protagonizan son la Abuelita y la Tía Clara.

En un fragmento de la novela, Maria Eugenia describe los olores que se encuentran en la casa de su Abuelita: "En cuanto al olor a Jazmín y tierra húmeda, que es el más agradable de todos, viene del patio de entrada..." (p.8.), comparándolo con una carta escrita por Teresa de la Parra al Sr. Gonzalo desde Caracas en la que describe la casa vecina en donde vivían dos viejas beatas (las cuales me hacen recordar a la Abuelita y a la Tía) que tenían la casa húmeda y florecida de Jazmines, escribe: "era en otros tiempos, en los que escribía mi libro tuyo un sitio de peregrinación al pasado..." (p. 533). Estas ideas paralelas de la autora y la protagonista corrobora la tesis de que sí se trata en gran parte de un relato autobiográfico.

3. El fastidio de Ifigenia:

Como lo afirma Maria Eugenia misma, lo que la ha obligado a escribir su diario es: "...el cruel, el perseverante, el malvado, el asesino fastidio!..." (p.39) ¿Pero a que se debe ese sentimiento?.

El aburrimiento, fastidio o llamémoslo también hastío como lo hizo Unamuno. En sí, ese sentimiento que siente la protagonista y al que describe como un monstruo, ese que le va destruyendo sus anhelos y se va alimentando de una variedad de factores, los cuales son revelados por Maria Eugenia en el transcurso de la novela. Entre ellos se encuentran los siguientes:

-La ciudad y la casa de Abuelita: El encierro que le impone la Abuelita a causa de las reglas sociales que se deben cumplir, los olores de la casa, las conversaciones, en fin todo parece aburrirle: "!ay! lo que me fastidio aspirando estos olores sueltos o combinados, mientras miro coser o escucho conversar a Abuelita y a Tía Clara es una cosa inexplicable" (p. 8). Por otro lado, a Maria Eugenia le es difícil aceptar las costumbres de esa ciudad provinciana con las ventanas cerradas y la gente muy rescatada, por eso dice cuando observa desde lo alto a Caracas: "...de pronto, como entre las luces parpadeantes que se iban encendiendo allá abajo, evocase la ciudad chata, y evocase luego la casa verde con sus tres grandes ventanas, que me esperaban conventualmente, volví a sentir el horror de mi vida prisionera y aburrida" (p. 72).

- La Incomprensión: Nadie se interesa por ver el don de observación que tiene y la manera fácil que posee de expresarse, su tía no lo aprecia y a lo que corresponde a su abuela, esta no puede comprender las ideas que tiene por tratarse de un problema de generación, por eso escribe: "ésta es una de las razones por las cuales me aburro en esta casa tan grande y tan triste, donde nadie me admira ni me comprende..."(p. 10).

- La libertad: Otro factor que produce el aburrimiento en Maria Eugenia es la falta de libertad. Desde el primer momento, ya en ese instante en el que mira a la Guaira desde lejos, presiente la disminución de su libertad, se siente igual como al pájaro que se le cortan las alas para que no emprenda el vuelo: "...detenido ya el vapor frente a la Guaira, me dormí prisionera y triste como si en el espíritu me hubiesen cortado una cosecha de alas"(p. 21-22).

- La pobreza: Esta contribuye a que pierda aún más su libertad y le impone la dependencia. Ella atestigua haber presentido el fastidio la tarde de su llegada, pero no obstante, afirma que la raíz de su fastidio tiene el origen en lo que ocurrió aquella tarde en la que le informaron que la hacienda de su papá le pertenecía ahora a su tío Eduardo . Fue entonces cuando se sintió dependiente y se le vinieron todos los sueños al suelo: "Era el adiós definitivo a los viajes, al bienestar, al éxito, al lujo, a la elegancia, a todos los encantos de aquella vida [...] en París" (p.41).

Desde el punto de vista analítico, todos estos factores, de una u otra manera, coinciden entre sí. El problema de Maria Eugenia puede estar ligado a la diferente forma de vida de Caracas. Ella comete el error de comparar todo con París o con la mentalidad europeo: "No veas tu situación desde el punto de vista europeo" (p. 54), le recomienda su abuela tratando de que vea la realidad de la sociedad que la rodea. Pero ella es una muchacha estudiada y a visto otros horizontes, por eso no puede adaptarse a la nueva forma de vivir que le imponen.

4. Las ideas feministas en la obra:

De la novela Ifigenia , se ha dicho ante todo, que es una novela muy femenina. Según Arturo Úslar Pietri "es un libro mujer", en el cual el drama está descrito por medio de una confesión muy femenina: "Ve, habla, describe y piensa, como nunca podía hacerlo un hombre".

A pesar de la manera suave, podría decirse también indirecta, en la que la autora sostiene sus ideas feministas, se pueden encontrar algunos fragmentos en la novela donde claramente defiende los derechos de igualdad de la mujer o resalta las ventajas que tiene ser hombre.

En una oportunidad aclara el Tío Pancho que las mujeres tienen dos religiones, una de ellas la practican en la iglesia, la segunda de ellas alabando a un hombre: "De esta segunda religión el Dios es uno de los hombres de la familia. Puede ser el padre, el hermano, el hijo, el marido o el novio: ¡no importa! Lo esencial es sentir una superioridad masculina a quién rendir ciego tributo de obediencia y vasallaje"(p. 68). Esta teoría apoya a la otra tan discutida, en la que se tiene la opinión de que las mujeres son las culpables de que exista el machismo, ya que son ellas las que se encargan de practicarlo en la casa y de difundirlo de generaciones en generaciones.

En otro fragmento le pregunta Maria Eugenia al tío Pancho la razón por la cual la Abuelita no le predica a su tío Eduardo lo que es "el honor de un hombre", ya que a ella se le vive predicando el "honor y la virtud de la mujer". De esta manera comienza a quejarse de la falta de igualdad de los dos sexos. A esta pregunta el tío responde: "El honor de los hombres [...] es un tributo que subsiste por sí, independientemente del sujeto que lo ostenta, con cuyos actos, conducta o proceder no suele guardar la mayor relación"(p.69). Según él, es la mujer la que se encarga de cuidarlo, o sea, es la mujer con su modo de actuar, quien lo mancha o lo pulcra. Y es por eso que el hombre de esa sociedad es tan celoso cuidando su honor y por ello vigila el comportamiento de la mujer para que esta no tenga la oportunidad de mancharlo.

Alguna veces, Maria Eugenia se lamenta de ser mujer a causa de las limitaciones que le imponen por serlo y ella con sus ideas tan liberales que trae de Europa dice: "...ser mujer es lo mismo que ser canario o jilguero. Te encierran en una jaula, te cuidan, te dan de comer y no te dejan salir". Luego proclama nuevamente la igualdad diciendo: " ¡mientras que los demás andan alegres y volando por todas partes!" (p. 72). Con «los demás» se refiriere a los del sexo masculino, laquellos que pueden divertirse sin limitaciones.

Luego con un tono más fuerte y revolucionario continúa diciendo: "Las infelices mujeres no somos más que unas víctimas, una parias, unas esclavas, unas desheredadas!...". Y al incluirse aquí, entre esas mujeres tan infelices, se convierte en la heroína, en la defensora de los derechos de las mujeres: "Yo quisiera meterme de sufragista con la Pankhurst a incendiar Congresos de hombres y a rajar con un cuchillo los cuadros célebres de los museos! ¡A ver si acaban por fin tantos abusos!" (p. 72).

Para finalizar con uno de los capítulos más fuerte sobre el tema del feminismo, Maria Eugenia aclara sus expectativas y defiende libremente su lema: "A lo único que aspiro hoy por hoy es a gozar de mi propia personalidad, es decir, a ser independiente como un hombre y a que no me mande nadie. Por lo tanto de ahora en adelante mi divisa será ésta: « ¡Viva el sufragismo! » "(p. 73) Por otra parte, el tío Pancho al predicar la "disparatada tesis acerca de la preponderancia actual de la mujer" resalta los argumentos que le hacen opinar en contrade la igualdad de los sexos y defiende además su opinión de que en la sociedad debe de existir una jerarquía y hay que respetarla: "Mira a nuestro alrededor. Todo está hecho de jerarquías y de aristocracias; los seres más fuertes viven a expensas de los más débiles..."(p. 73). A pesar de su opinión, no se puede clasificar al Tío Pancho como machista de primer grado, él estima la capacidad de la mujer, sólo que para él ésta se limita a la belleza de ella. Según él, la belleza física de la mujer es el arma más fuerte para combatir al hombre y por eso consuela a su sobrina diciéndole: "...la forma más preponderante que haya tomado hasta ahora sobre la tierra la autocracia, o despotismo humano es ésa: el gobierno de una mujer bonita"(p. 72).

Tocando el tema de la belleza, cabe destacar que este se plantea muchas veces y de diferentes maneras en el transcurso de la novela. No obstante, la forma más resaltante y la que parece formar parte al tema central de la novela debido a la critica que encierra, es la belleza como instrumento para conseguir un buen matrimonio. En más de una ocasión, la autora comenta lo importante que es el aspecto físico de una mujer para concebir en matrimonio a un buen hombre y además describe en Maria Eugenia la perfección física de la mujer, utilizándo su fisonomía como figura clave en la descripción del drama. La Abuelita le comenta en una ocasión: "...eres bonita, distinguida, estás bien educada, perteneces a lo mejor de Caracas... ¡harás sin duda un buen matrimonio!..."(p.54).

Este aspecto pertenece sin duda alguna a la crítica que encierra la novela en contra de la sociedad de esa época, ya que las «mujeres de bien» no debían trabajar sino ocuparse a las labores del hogar. A consecuencia de ello, estaban indirectamente obligabas a buscarse un marido que las sustentaras y las representara delante de la sociedad. Por esta razón, la escritora hace incapié en la forma en la que debe comportarse una «mujer de bien», osea a las normas que la sociedad les impone. Por ejemplo, la Abuelita le dice como tiene que desenvolverse, le recuerda los modales y le dice como debe vestirse. En más de una oportunidad le dice que guarde el luto, que no toce el piano, que no pase su tiempo en el patio hablando con la sirvienta, etc. Sus críticas aparecen por ejemplo de este modo: "se te ven las piernas hasta las rodillas, tienes una mano en la cintura lo mismo que las sirvientas, y estás balanceando el pie con un movimiento vulgarísimo..."(p. 42).

5. El estilo del lenguaje en la novela:

El lenguaje con el cual la autora va narrado la historia revela, gracias al estilo que emplea, muchas veces de ante mano lo que acontecerá en la novela. De esta manera el lector puede descubrir poco después de haber comenzado a leer la novela, de que ésta no tratará precisamente sobre una historia feliz y que la llegada de Maria Eugenia a Caracas cambiará su vida: "Aquella Tarde, [...], me pareció que desde lo alto de una atalaya miraba mi vida entera, la pasada y la futura, y no sé porqué tuve un gran presentimiento de tristeza"(p. 20).

Es éste estilo del lenguaje, el que revela entre líneas lo que sucederá, al que se le debe de prestar suma atención para ir atando los cabos que la autora va dejando con la intensión de dar al lector una explicación lógica del porqué de lo hechos. De esta manera, estamos advierte con esta declaración por ejemplo, de que Maria Eugenia hará todo lo posible para no terminar en la casa de tío Eduardo: "¡Ah! si llegara a faltarme Abuelita, cosa que bien podía ocurrir de un momento a otro ¿qué sería de mí, Dios mío, que sería de mí ?....!Ah! ¡el horror de la dependencia en la casa enemiga de tío Eduardo!..."(p. 71).

A medida de que la lectura se acerca al final de la novela y se va desenlazando el nudo dramático, se tiene la impresión de estar leyendo una tragedia, o mejor dicho una tragicomedia. Y es que Maria Eugenia mientras está entreteniendo por una parte al lector con su humor sarcástico, por la otra está muriendo de amor: "Instintivamente volví la cabeza para mirarme al espejo, y en efecto descuidada como estaba, me encontré pálida, sin vida, ojerosa, casi fea, y me encontré sobre todo un notable parecido con la fisonomía marchita de tía Clara"(p. 301). Nisiquiera en esta oportunidad quiere admitir que se encuentra fea y aprovecha para resaltar burlescamente la apariencia de su tía.

Según Julieta Fombona, Teresa de la Parra opone la gracia ante la elocuencia y sobre todo ante el énfasis. Además afirma que la gracia de la parodia tiene un tono sentencioso de moralista, como cuando por ejemplo Maria Eugenia dice: "Hace algún tiempo yo no mentía. Despreciaba la mentira como se desprecian todas aquellas cosas cuya utilidad nos es desconocida".

Por otra parte, y como se había mencionado anteriormente, Teresa de la Parra tiene el objetivo de hacer resaltar el idioma hablado de Venezuela, pero además de esto, se encuentra en su obra un vocabulario extenso de palabras en francés, algunos citados en latín y además posee una prosa con un gran don de recursos y ornamentos poéticos, como por ejemplo el uso de onomatopeyas, refránes, etc, entre estos veánse algunos ejemplos:

a.) "... el reloj de Catedral con su canto de barítono cartujo comenzó a advertirme: ¡ Mi, do, re, sol!... ¡Sol, re, mi, do!...(p. 59)

b.) "...con una risa que era tan sonora a los oídos como agradable a la vista" (p. 84).

c.) "mientras yacía acostada cuan larga soy" (p. 88)

A lo que corresponde al uso de venezolanísmos , a continuación se presenta una explicación corta de algunas frases o refránes comunes en el hablar de Venezuela:

- A lo que se refiere Teresa de la Parra cuando escribe: "tiene la cabeza llena de cucarachas" (p.10) , es que tiene la cabeza llena de ideas adsurdas, claro, visto desde el punto de vista de la Abuelita, quien "tiene ideas atrasadísimas" y no puede entender las ideas modernas de la nieta. Por otra parte, los diminutos son una característica muy propia del idioma hablado en Venezuela . Por esta razón la autora no escribe: tiene ideas muy atrasadas o bastante atrasadas, sino que se decidide por el uso del diminutivo.

- "Con aquella cara de mosca muerta" (p.46) se refiere a una persona que aparenta ser ingenua e inofensiva.

6. El camino hacia el sacrificio:

La historia que cuenta la tragedia de Maria Eugenia Alonso, como se había ya anticipado, termina con un sacrificio. Son muy contradictorias las razones que llevaron a la protagonista a decidirse por su destino. Quizás fue el miedo lo que le impidió huir con Gabriel, ¿sería quizás el respeto que sentía por su Abuelita o el temor de llevar una vida como la de tía Clara?. No deberían de descartarse nínguna de las tres teorías.

Ya dispuesta a huir con su amado, el recuerdo de sus muertos la atemorizaron y su consciencia le recordó: "....aquellas historias de muertos que vienen a advertir a los vivos... aquel principio de las almas torturadas vagando siempre cercanas e invisibles..."(p. 289). Entonces, a causa del miedo, al verse en el espejo, le pareció haber visto en una de las mangas de su vestido la cabeza de su tío Pancho, quien acababan de enterrar.

No obstante, logrando vencer por un momento ese miedo y luchando contra su consiencia, la cual le dice que está haciendo algo indebido, decide seguir con sus planes de fuga. Al ir a buscar una maleta que se encuentraba en el corral, le cruzó de repente por el camino un gato negro. Esto le produjo de nuevo un espanto, por haberlo relacionado con la creencia de que esos animales traen los malos presagios y tienen pactos con el diablo, con los espíritus, etc. Entonces, no dudó de que era algún espíritu que se interesaba mucho por ella y quería impedir su fuga . Se pudiera llegar a la conclusión, de que ella cree que ese espíritu es el tío Pancho, ya que primero lo ha visto reflejado en el espejo y segundo lo relaciona con un hombre, al llamarlo "él".

Precisamente, como si hubiera sido un anuncio la aparición del gato, su plan de huída fracasó. Al agarrar la maleta, se encontraba sobre ella un florero que se rompió y poco después apareció la tía Clara. María Eugenia, que hubiera podido invertar una más de sus mentiras, al escuchar las palabras de su tía recordándole lo enferma que esta la abuela, no pudo mentir. Entonces, suplicando: "... y como el grito del que pide misericordia, y como el grito que ahogará sin duda la muerte en los labios torturados del suicida..."(p. 298), le imploró a la tía que no la dejara sola y le dijo que ella también quería estar al lado de su Abuelita. Así fue como desistió por fin a su plan.

El siguiente paso que daría, después de haber decidido quedarse, era terminar con el compromiso del matrimonio. Así prodría mantener puro el amor de Gabriel, osea, si no sería de él tampoco lo sería de ningún otro hombre. Por lo tanto, se decidió por llamar a Cesar Leal y citarlo a su casa. Una vez en la sala, delante de él se miró su cara quebrantada en el espejo y al verse en ese estado, se recordó de una frase que le había escuchado decir muchas veces a su tía Clara: " Fue flor de un día. Preciosa a los quince años, a los venticinco ya no era ni la sombra de lo que había sido..."(p. 301).

Esta frase que le advirtió la decadencia de su belleza, le hizo apaguar el coraje que llevaba para enfrentar a Leal y le produjo de nuevo unos sentimientos de cobardía. Por eso, en vez de decirle a su novio que ya no se casaría con él, terminó al contrario por ablasar la boda poniendo como escusa la muerte del tío Pancho: "me parece mejor que no lo efectuemos todavía... vamos a esperar... por lo menos a que pasen algunos meses..."(p. 302).

Cobarde, por causa de su destino, se dejó convencer con los argumentos que defendía Leal para aplasar la boda sólo unos diez días. De todos esos argumentos de los que él había enumerado, el que más le espantó fue el del problema que podría causarles la enfermendad de la abuela y : " Al oírla mencionar por aquella voz concisa vislumbré nítidamente la catástrofe casi segura de mi vida, si perdía ahora la oportunidad de casarme. Desaparecida Abuelita, eran los años de luto, y después del luto... ¡ah! ... después del luto, caso de que hubiera desaparecido también el inmenso poder de mi belleza, mi única razón de ser, sólo me quedaría ya por todo programa de vida la misma existencia de tía Clara, eternamente humillada y recluida junto a tío Eduardo y su familia..."(p. 303).

Resignada, ante su drama y su derrota, aceptó su destino aúnque no dejaba de sentir desprecio por su conducta cobarte. Fue entonces, quizás cuando sintió la necesidad de rehabilitar su conducta, que decidió de escribirle esa carta cruel a Gabriel, la carta que unos días antes había tratado de escribirle para renunciar a su amor, esta comenzaba de esta manera: "...aquí mismo te lo escribo sobre esta blanca hoja cuadrada, que tiene el tamaño y la blancura de esas lápidas de mármol, [...], aquí lo escribo, que es como escribir yo misma mi epitafio" (p.265). Osea, que para ella, el escribirle una carta de despedida a Gabriel, era como escribir su propia sentencia de muerte. Pero de igual manera siguió con la idea absurda de hacerle como una especie de prueba de amor a Gabriel y así poderse sentir mejor. Al escuchar el recado de Gabriel dado por la criada de que él no creía lo que ella había escrito, sintió una sensación de desesperación y alegría y fue precisamente porque ella esperaba esa respuesta: "!Ah! ¡qué bueno, sí, qué inmensamente generoso y bueno era Gabriel que no había querido creer en la calummnia infame de mi carta!... Cómo desenterraba mi amor para llevárselo con él y adorarlo siempre martirizado y sangriento en su recuerdo..."(p. 307).

Conclusión

Después de haberse realizado un análisis crítico de la obra con el fin de estudiar los aspectos que ella encierra, se puede concluir que la obra encierra aspectos autobiográficos, así como también aspectos feminístas y es sin duda alguna una crítica a la sociedad de la época. Sin embargo, hay todavía mucho material que no se ha podido trabajar por falta de material de investigación y de tiempo. Existe por ejemplo la opinión de que en la novela se encuentran también aspectos políticos muy bien escondidos, los cuales han sido descartados por otros críticos en el momento de haber realizado sus estudios.

No obstante, Elisa Lener en sus estudios más recientes sobre el tema sostiene una opinión contraria. Por esta razón, al momento de realizarse este estudio, se ha prestado suma atención en lo que respecta a este aspesto, llegando a la conclusión de que no se deberían de rechazar del todo esta posibilidad debido al marco histórico que rodea a la obra.

Como es conocido, Venezuela se encontraba bajo el régimen de la dictadura al momento de aparecer la novela. Y como la autora lo ha admitido, ella escribió su obra sin pensar de que ésta fuera a sobrepasar las fronteras venezolanas. Entonces si ella escribió para el público venezolano, no podía criticar directamente al régimen, porque sino se hubiera puesto en peligro y le hubieran censurado la novela. Pudo haber sido muy bien ésta la razón por la cual ella trató de disimular su crítica. Pero para no especular sin mucho crédito en este aspecto, he aqui algunas características que apoyan esta idea: La autora nos relata por ejemplo que Maria Eugenia se encierra bajo llave en su cuarto para escribir y para leer novelas. No se sabe con exactitud si las novelas que ella lee son prohibidas, pero en un fragmento habla del "contrabando intelectual", de las prohibiciones y de la censura. Además advierte que si su tía la encuentra leyendo el Diccionario Filosófico de Voltaire se alarmaría mucho, cosa que se entendería muy bien en tiempos de dictadura. Por otra parte cuando comienza a aclamar por su libertad, deja de escribir justo en el preciso momento en que pide una respuesta, cuando quiere saber quien le va impedir que sea libre. Es allí donde nos brinda el sentimiento de la duda dejándo las páginas siguientes en blanco. Y como dice el dicho: "a buen entendedor pocas palabras bastan". Teresa de la Parra lo confieza así mismo pero con otras palabras en la carta donde dice que lo 'único que ella encuentra bien escrito en la novela, es lo que no está escrito' . De esta manera invita al lector a leer lo que está escrito entre lineas.

Bibliografía:

I. Bibliografía Directa:

Parra, Teresa de la: Obra (Narrativa, ensayos, cartas). Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1982; 743 pp.

De la Parra, Teresa: Epistolario íntimo. Prólogo de Rafael Carías. Caracas: Ediciones Líneas Aeropostal Venezolana, 1953; 261 pp.

Parra, Teresa de la: Memorias de Mamá Blanca. Prólogo de Arturo Uslar Pietri. Colección Crisol, N° A01, Ediciones Aguilar. Madrid, 1948.

II.Bibliografía sobre el Autor:

Parra, Teresa de la: Bibliografía. Series Bibliografías, N° 7. Universidad Católica Andrés Bello, Escuela de letras. Caracas, 1970.

III. Bibliografía Indirecta:

Diccionario General de la Literatura Venezolana: Autores. Centro de Investigaciones Literarias, Universidad de los Andes. Mérida-Venezuela,1974. (pág. 552-557)

Diccionario Enciclopédico de las letras de América Latina. Biblioteca Ayacucho/Monte Avila. Editores Latinoamericana. Primera edición, tomo O - Z, Caracas, 1995. (pág. 3637-3641)

IV. Bibliografía en alemán:

Hauptwerke der lateinamerikanischen Literatur. Kindlers neues Literatur Lexikon, München, 1995. S.353

Frenzel, Elisabeth: Stoffe der Weltliteratur. Stuttgart: Kröner, 1998. Band 300, S.361-367.

Strosetzki, Christoph: Kleine Geschichte der lateinamerikanischen Literatur im 20 Jahrhundert. Beck, München, 1994.

Adriana Maria Ortiz Cardozo

Adriana.Ortiz-Cardozo@gmx.net

Universidad de Trier - Alemania

Fuente: monografias.com