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domingo, 21 de febrero de 2016

LA MITOLOGÍA CLÁSICA EN LA NOVELA I FIGENIA




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LA MITOLOGÍA CLÁSICA EN LA NOVELA I FIGENIA
DIARIO DE UNA SEÑORITA QUE ESCRIBIÓ PORQUE SE FASTIDIABA
DE TERESA DE LA PARRA

Mitos en la literatura española e hispanoamericana del siglo XX 
Madrid, Ediciones Clásicas, 2007

Cristina MARTÍN PUENTE

Universidad Complutense de Madrid 

1. INTRODUCCIÓN

Es destacable que precisamente una joven que conozca tan bien la filosofía sea condenada a no pensar y a no interesarse por la filosofía ni la literatura, quedándole reservada más bien la religión.Respecto a la Historia y la Historiografía Antiguas, en la novela aparecen los personajes de Nerón (pág. 117),Cleopatra y Semíramis (pág. 202). También María Eugenia habla de su amiga como su “ninfa Egeria” (“Cristina, miamiga del alma, mi modelo, mi ninfa Egeria, pertenecía a una clase de seres completamente anormales” pág. 327),evocando a la consejera que visitaba Numa Pompilio en un santuario cerca de Roma y le proponía las reformas(aunque no se sabe si era una diosa, una ninfa o su propia esposa). De ella hablan Tito Livio 1,19,5; 21,3 y Dionisiode Halicarnaso 2, 60, 5; 61, quienes creen que estas entrevistas eran una invención de Numa para que el puebloaceptara mejor los cambios pensando que procedían de los consejos de una divinidad

Otro pasaje puesto en bocade Tío Pancho (“Quisiera haber nacido en la época feliz de la Colonia, allá, cuando nuestras bisabuelas y tatarabue-las atravesaban las calles empedradas de Caracas en sillas de mano llevadas por dos esclavos que eran siemprefieles, negrísimos y robustos, porque no habían sido contaminados aún con los vicios y las pretensiones de la raza blanca.” pág. 52) nos trae a la memoria un pasaje de la Germania de Tácito

Por otro lado, la imagen de la quemade las naves, que en la novela sólo se le atribuye explícitamente a Hernán Cortés , también aparece en la biografíade Alejandro Magno y en la  Eneida , cuando las mujeres troyanas queman las naves para no continuar errando por los mares.La escultura griega aparece en dos ocasiones: “‘Los griegos amaban el desnudo porque eran hermosos...’ ¡Esteúltimo pensamiento acerca del desnudo en los griegos no es mío, éste sí lo he leído en un libro y te aseguro, tíaClara, que se quedará grabado en mi memoria como si estuviera grabado en bronce, porque resplandece de verdad yrebosa de lógica!” (pág. 195) y “Estás igual, pero igualita a la muchacha del cromo de las píldoras de Ros, eseanuncio que hay en la puerta de la botica de la esquina de casa, allá en Caracas...! (...) La observación de Peruchome resultó mil veces más interesante que si me hubiese comparado con la Venus de Milo , cosa que tal vez habríasonado a mis oídos como un lugar común incapaz de halagar mi vanidad.” (pág. 279).

“Buscando con la linterna de Diógenes” (pág. 135) y “Pero tío Pancho resolvió tomar a su cargo la causa de la Santa Pobreza y,reuniendo al espíritu de Diógenes el espíritu evangélico, decía: -¡El rico no existe! Casi, casi todos los ricos sin excepción son pobres, pobrísimos, y esa pobreza de los ricos es la más desgarradora porque no tiene remedio”. (pág. 235).

“Pero escondí la exclamación en el estoicismo de mi mansedumbre y de mi silencio”. (pág. 249). Con la filosofía estoica parecen relacionados varios pasajes, como por ejemplo: “en cuanto al tiempo gastado en el trayecto, eso no tenía la menor impor-tancia. Para nuestros bisabuelos lo mismo era llegar temprano que llegar tarde o que no llegar nunca. La manía de llegar esrelativamente moderna y el más terrible azote con que nos mortifica a todos la civilización.” (pág. 52). “El ayuno moral de losricos sería trágico como el hambre de Tántalo si no fuera porque en vez de trágico resulta grotesco. 

Sí; Tántalo tenía la concienciade su ayuno y sentía el dolor sublime del hambre, mientras que estos otros no; porque a éstos les es dado masticar y tragar, perono saborean, puesto que carecen en absoluto de paladar. Ellos ignoran su falta de paladar, no tienen la más remota noticia de sueterno ayuno y son horriblemente grotescos, porque en medio de su hartura es como si no hubieran probado todavía el primer  bocado. (...) los ricos trabajan demasiado. Están siempre cansados, debilitados y extenuados de tanto hacer llaves y cerrojos paraguardar su dinero ... Se creen además merecedores de las más encumbradas distinciones, y como su vanidad los fustiga sincompasión por ese camino de los honores se parecen también mucho a los caballos de carrera, cuando pasan rendidos y jadeantes,queriendo alcanzar a los que van ganadores. (págs. 236- 237). “El sufrimiento no está en la sola ausencia del bien, que es el casode tus ricos, sino que el sufrimiento estriba en la conciencia o conocimiento de esa ausencia del bien, lo cual es nuestro caso. Elque sufre sin comprenderlo no tiene padecimiento ninguno y es como el paciente a quien están operando dormido que nada sabede sus dolores, porque en aquel instante ha perdido la sensibilidad y la conciencia”. (pág. 238).

“San Jerónimo, quien, según parece, escribió horrores de la mujer.” (pág. 29). Por cierto de la Vulgata de San Jerónimo estátomada la frase “de profundis clamavi ad te Domine” (pág. 84).

Agradezco esta información a Mª Dolores Castro Jiménez.

“Concretamente éste: “Yo soy de la opinión de los que entienden que los Germanos nunca se juntaron en casamientos con otrasnaciones, y que así se han conservado puros y sencillos, semejantes sólo sí mismos. De donde procede que un número tan grandede gente tienen casi todos la misma disposición y talle, los ojos azules y fieros, los cabellos rubios, los cuerpos grandes y fuertessolamente para el primer ímpetu. No tienen el mismo sufrimiento en el trabajo y obras de él; no son sufridores de calor y sed,llevan bien el hambre y el frío, acostumbrados a la aspereza e inclemencia de tal suelo y cielo.” (Tácito
Germania IV).

“Pancho acabó al fin por sacarme de mi abstracción con este discurso original y un tanto paradójico:- ¡Reniego de los trasatlánticos que establecen comunicaciones con Europa! Creo que como Hernán Cortés, todos los conquista-dores debieron tomar la precaución de quemar sus naves inmediatamente después de desembarcar a fin de evitar cualquier tentativa de retorno. De este modo viviríamos aquí siempre contentos como viven las ranas de los charcos, que nunca están demal humor porque carecen del concepto “peor” y sobre todo del concepto “mejor”, fuente de casi todas las desgracias humanas”(págs. 51-52).


CONCLUSIONES

Tras haber analizado la novela Ifigenia. Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba de Teresa dela Parra, se puede concluir que la autora tiene dos fuentes básicas de inspiración: la realidad social de su país (o deAmérica Latina en general) y, por otro lado, el argumento y los personajes de Ifigenia en Áulide de Eurípides, a laque quizá llegó, después de conocer alguna versión moderna, como por ejemplo la francesa de Racine, a través detraducciones, pues no sabía griego. Paradójicamente hay muchos elementos similares en la sociedad que retrata  Ifigenia y en la Grecia Clásica, pero, sobre todo, uno: el papel secundario de la mujer de clase alta, siempre al servi-cio de su dueño (padre, esposo, tío, etc.). Ya algunas escritoras occidentales antes de Teresa de la Parra habíantomado como protagonistas de sus obras a personajes femeninos de la mitología clásica para reescribir la historiamítica desde su perspectiva y de paso la historia contemporánea o la propia y muchas otras lo harían después, si biensuelen preferir las figuras de Penélope o Eurídice.Por lo que respecta a los personajes, María Eugenia tiene mucho de Ifigenia, incluso el cambio de actitud ante elsacrificio, aunque en una ocasión ella misma se identifica con Penélope. Tío Pancho recuerda al anciano y al corifeode
Ifigenia en Áulides, pues se opone al sacrificio e intenta avisar a Abuelita y a la propia María Eugenia de lo que vaa suceder, sin ningún éxito. Mercedes Galindo quiere para la protagonista, como Clitemnestra para Ifigenia, una buena boda. Ambas, al igual que Abuelita, son víctimas de malos matrimonios. Abuelita y Tía Clara, como Agame-nón, sienten amor por María Eugenia, pero representan un orden social que se impone. Tío Eduardo, como Mene-lao, sólo vela por sus propios intereses. El joven Gabriel Olmedo recuerda a Aquiles, y, como él, no es capaz deimpedir el sacrificio. César Leal puede considerarse la personificación de Ártemis, a quien se sacrificará la víctima, pero finalmente no le perdona la inmolación, y María Antonia, la esposa de su tío Eduardo, el sacerdote de la diosa.Hay algunos otros elementos de la mitología clásica dispersos por la obra con escaso significado en la estructurageneral. Sí tienen importancia la literatura y la filosofía (en particular las de la Antigüedad) a las que se refierenmúltiples pasajes, entre otras cosas, porque la protagonista disfruta especialmente con ellas, y su futuro esposo se las veta.


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