Imagen de: Maria Eugenia Parra
Teresa de la Parra, una de las representantes más destacada
de las letras venezolanas, nace en París, Francia, un 05 de octubre de 1889.
Dos años después su familia se traslada a Venezuela, por poco tiempo, pues tras el fallecimiento de su padre los obliga a trasladarse a España.
Teresa regresa a Venezuela en 1910, pero no será sino hasta 1915 cuando su espíritu literario se manifiesta mediante una serie de cuentos publicados en las revistas francesas “París Time” y “Revue de L`Amérique”, de reconocida tendencia fantástica, siendo de interés por los críticos europeos por su gran expresividad estética y la construcción de un universo enriquecido por una imaginación intimista.
La fama de la escritora le facilita la publicación de sus relatos en el diario “El Universal” y la revista “Lectura Semanal” de Caracas, rompiendo los cánones tradicionales de la sociedad venezolana, donde la mujer no era tomada en cuenta para las actividades intelectuales, dominadas hasta aquel momento por los hombres.
En esta primera etapa de cuentista destacan sus obras “Buda y la Leprosa”, “Flor de Loto: Una Leyenda Japonesa”, “El Ermitaño del Reloj”, considerado por la critica como uno de los mejores de la cuentística mundial; “El Genio del Pesacartas”, “La Historia de la Señorita Grano de Polvo” y “Bailarina del Sol”, pero esta primera etapa será sustituida por la corriente realista favorecida por el predominio de la filosofía positivista en Venezuela.
En 1920, publica en la revista “Actualidades”, que dirige en ese momento el gran escritor venezolano Rómulo Gallegos, el “Diario de una Caraqueña por el Lejano Oriente”, siendo el inicio de una de sus grandes obras “Ifigenia”.
En 1923, su gran fuerza intelectual se consolida no solo en Venezuela sino en el mundo europeo cuando sale a luz su gran novela “Ifigenia”, obteniendo el primer premio de la Casa Editora Franco-Ibero-Americana de París, publicando su obra en español y en francés.
Posteriormente, publica su segunda obra ”Memorias de Mamá Blanca” (1929) considerada como un clásico de la literatura hispanoamericana. Consolida así su figura de intelectual.
Durante su intensa actividad intelectual, es invitada a diversos foros y reuniones internacionales, siendo respetada y comparada con la gran poetisa chilena, Gabriela Mistral, a la cual le unió una gran amistad.
El 23 de abril de 1936, Teresa de la Parra muere en Madrid, España, como consecuencia de una enfermedad respiratoria y sus restos reposan hoy en día en el Panteón Nacional venezolano.
Fuente: YVKE
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